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Una imagen del mar chileno al cual aludía Mistral en su poesía.
Gabriela Mistral nació en el seno de una familia humilde en Vicuña, Chile. Luego, se crió en el pueblo de Montegrande en los Andes chilenos. La infancia de la escritora fue marcada por dos eventos trágicos. Primero, su papá abandonó a la familia cuando ella tenía apenas tres años y luego, años más tarde, sufrió otra pérdida sumamente dolorosa cuando se murió su novio. Gabriela descubrió su primera vocación a la temprana edad de quince años, al entrar en el salón de clase para desempeñar el cargo de profesora ayudante. Posteriormente, llegó a ser profesora y, a lo largo de los años, enseñó en un gran número de escuelas e institutos de Chile. A pesar de disponer de un gran talento docente, se destacó más en su vida por sus habilidades poéticas y literarias.
Algunos de sus primeros versos se compilaron en la obra que se llama Desolación, publicada en el año 1922. En el poema que lleva el mismo título que el libro, Mistral celebra su tierra natal a la vez que lamenta los cambios que ha observado en ella.
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Una imagen del mar chileno al cual aludía Mistral en su poesía.
«La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde
me ha arrojado la mar en su ola de salmuera.
La tierra a la que vine no tiene primavera:
tiene su noche larga que cual madre me esconde».
A pesar de no llegar a ser madre en su vida, Gabriela Mistral, mediante sus versos, comunicaba un amor por los niños y un fuerte deseo de protegerlos. Se nota ese afecto por los más chiquitos en el poema Manitas.
«Manitas de los niños,
manitas pedigüeñas,
de los valles del mundo
sois dueñas».
En este poema tierno, Mistral celebra lo maravilloso de los niños dentro del contexto de lo mundano. Es decir que un niño no tiene que hacer grandes cosas para inspirar adoración en todo aquello que lo observe. A raíz de esa idea, Mistral les dedicó estos versos tan lindos.
Uno de los momentos más culminantes en su carrera artística tiene lugar en Suecia en 1945 donde recibe el Premio Nobel de Literatura. Es importante notar que fue la primera persona latinoamericana en ser galardonada con este prestigioso reconocimiento. Asimismo, por ser mujer, vale la pena recalcar también que fue un acontecimiento de suma importancia para los que abogaban y siguen abogando por la igualdad de género dado el contexto histórico de mediados del siglo XX. Tomando todo esto en cuenta, queda muy en claro que fue una pionera dentro del ámbito literario.
El legado de Gabriela Mistral es el de una mujer fuerte e independiente que logró grandes cosas como educadora y escritora.
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