Las costumbres culinarias de una región sirven para definir la singularidad de un lugar determinado. Son esas mismas tradiciones las que ayudan a crear una identidad colectiva, de la cual los habitantes se sienten muy orgullosos. A veces, la comida tan nítidamente asociada con una cultura puede representar un reto para el paladar de otras. Tal es el caso del chocolate santafereño, una exquisitez muy celebrada en la ciudad de Bogotá, Colombia.
Si quieres probar el chocolate santafereño, lo más recomendable es que vayas al restaurante histórico que dio origen a esta confección, La Puerta Falsa de Bogotá. El restaurante fue fundado en 1816 y su nombre alude a la puerta falsa ubicada frente al restaurante en la pared que forma uno de los costados de la Catedral Primada. Según la historia, cuando el restaurante abrió sus puertas no tenía nombre. Como consecuencia, cuando la gente se refería a este local decía que se trataba del restaurante frente a la puerta falsa. Con el paso de los años, los dueños decidieron apropiarse de esta referencia coloquial y así fue que le pusieron el nombre de La Puerta Falsa.
El chocolate santafereño, uno de los platos más famosos de La Puerta Falsa, consiste en un chocolate bien rico y una sorpresa inesperada. El chocolate se prepara en una chocolatera, una olla de metal dedicada a la confección del chocolate caliente. Se ponen bloques de chocolate, también conocidos como pastillas, en agua o leche caliente. Estas pastillas de chocolate tienen un toque de canela y clavo. Luego la persona que prepara el chocolate revuelve las pastillas en la chocolatera con un molinillo. El molinillo es una especie de batidora muy particular que sirve para diluir el chocolate. Además el molinillo introduce aire en el líquido produciendo una espuma bien rica. Finalmente, se le agrega panela para endulzar la bebida.
Una vez que el chocolate esté listo, se hacen los preparativos para servirlo. En ese momento es cuando se introduce la sorpresa mencionada anteriormente. En el fondo de la taza se coloca un pedazo de queso blanco y salado. Luego, se vierte el chocolate caliente y espeso encima del queso blanco. Luego ponen la taza de chocolate santafereño en un platillo acompañada de pan tostado con mantequilla. A los fanáticos más apasionados del chocolate santafereño, les encanta comer los trocitos de queso derretido sacados directamente del chocolate espumoso y rico. Puede que te parezca una combinación extraña pero sus aficionados afirman que es una parte muy importante de la cultura bogotana.
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